En 1930, en Uruguay, empezó todo. La FIFA, presidida por Jules Rimet, decidió que el primer Mundial de la historia se celebraría en el país sudamericano aprovechando que el país celebraba el Centenario de su constitución como nación. Las razones eran de peso: la selección charrúa era la doble campeona olímpica y había dado vuelo al torneo olímpico de fútbol son su presencia y, además, se había comprometido a construir uno de los mejores estadios del mundo de la época: el estadio Centenario. Así que en Montevideo echó a rodar la que con el tiempo se convertiría en una de las competiciones deportivas más importantes del mundo. Y, como es lógico, en esa primera edición nacieron las primeras curiosidades. Ahí van algunas:
—Debido a la recesión económica y al largo viaje trasatlántico, muchas selecciones europeas decidieron renunciar a participar en el primer Mundial de la historia, pero no fue el caso de Rumanía, ya que el rey Carol II era un apasionado del fútbol, así que, ni corto ni perezoso, confeccionó él mismo el equipo, se autoproclamó seleccionador nacional y gestionó 3 meses de permiso en sus trabajos para sus jugadores para que Rumanía pudiera disputar la primera Copa del Mundo.
—El seleccionador boliviano Ulises Saucedo compaginó su labor al frente del equipo con la ardua tarea de… ¡ser árbitro mundialista! Pitó el partido de la primera fase entre Argentina y México y fue el juez de línea en cinco encuentros más: Argentina-Francia, Uruguay-Rumanía, Argentina-Chile, la semifinal entre Uruguay y Yugoslavia y la finalísima entre Uruguay y Argentina. La figura del entrenador-jugador está muy extendida, pero la entrenador-árbitro es, cuando menos, sorprendente.
—El Mundial se disputó íntegramente en la ciudad de Montevideo, pero los partidos se repartieron entre tres estadios: Centenario, Pocitos y Parque Central. En realidad, todos los encuentros debían haberse disputado en el recién construido Centenario, pero fue imposible inaugurarlo antes del inicio del torneo y por eso se jugaron algunos partidos en los otros dos estadios.
—Hernán, el Divino Manco, Cortés fue el primer goleador de la selección uruguaya en la Copa del Mundo y también el último. Suyo fue el tanto que le dio el triunfo a los charrúas ante Perú en el primer partido y suyo fue también el cuarto que cerró la final ante Argentina a falta de 3 minutos para acabar el partido. Por cierto, el mote no era gratuito, porque el Divino Manco lo era de verdad. Había perdido medio brazo en un accidente laboral a la edad de 13 años. Eso no le impidió competir al más alto nivel y ser campeón del mundo.
—En el partido que enfrentó a Perú y a Rumanía, el árbitro expulsó en el minuto 70 al capitán inca Plácido Galindo, que se convirtió en el primer jugador expulsado en una Copa del Mundo. Eso sí, lo expulsó verbalmente, claro, sin tarjetas amarillas ni rojas, que aún no existían y que tardarían 40 años en utilizarse por primera vez en un Mundial.
—Guillermo Stábile, el Filtrador, tenía 25 años cuando empezó a disputarse el Mundial de Uruguay y nunca había vestido hasta ese instante la camiseta de la selección albiceleste. De hecho, en un primer momento, no iba a jugar, era el suplente de Manuel, Nolo, Ferreira, pero una crisis de ansiedad del extremo izquierdo Cherro hizo cambiar los planes del seleccionador. Pasó a Nolo Ferreira al extremo y alineó a Stábile en punta para jugar el segundo partido del torneo ante México. El Filtrador marcó tres goles. Desde ese instante, sería titular en todos los partidos que quedaban y se convertiría en el primer máximo goleador de una Copa del Mundo con 8 tantos en 4 partidos.
—En los momentos previos a la gran final se lio una buena. Los argentinos no querían jugar con el balón de los uruguayos y viceversa. Finalmente, el árbitro decidió, salomónicamente, que jugarían la primera parte con el balón que traían los argentinos y la segunda con el de los uruguayos. Casualidad o no, la primera parte acabó con un 2 a 1 favorable a los argentinos, mientras que con su balón los charrúas le dieron la vuelta al partido en la segunda parte para vencer 4 a 2. ¡Pues será que es verdad que en el fútbol el balón es lo más importante!
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