"El fútbol es la única religión que no tiene ateos", Eduardo Galeano

miércoles, 20 de abril de 2022

Raymond Domenech y el motín de Francia en el Mundial de Sudáfrica 2010

Una de los episodios más sonrojantes, esperpénticos, lamentables y vergonzosos de una Copa del Mundo lo protagonizó la selección francesa en Sudáfrica 2010. Los franceses se presentaban a la cita como subcampeones del mundo, después de perder en la tanda de penaltis la final ante Italia en el Mundial de Alemania 2006, en el famoso encuentro que pasaría a la historia por el cabezazo de Zidane a Materazzi a diez minutos del final de la prórroga.

Y quizá fuera allí, en el mismo estadio Olímpico de Berlín (e incluso antes), donde empezara a gestarse el increíble episodio que desencadenaría en el motín de los jugadores a su seleccionador, Raymond Domenech, en tierras africanas. Porque el desencuentro de los jugadores franceses con un seleccionador atípico, polémico, peculiar y, hasta cierto punto, estrambótico, venía de muy lejos.

El caso es que la selección francesa se presentó al Mundial de Sudáfrica de 2010 en un clima muy enrarecido, con el seleccionador más que cuestionado por la afición, por la prensa y por los propios jugadores, por los futbolistas que se habían quedado fuera de la lista y también por los que fueron al Mundial. Porque la fase de clasificación ya había sido ardua, dura y llena de polémicas. Pero fue finalmente en el torneo donde se desencadenó el tsunami.

Francia empató sin goles en su debut ante Uruguay en un partido insulso y ya, a las primeras de cambio, se vio obligada a afrontar el segundo encuentro ante México con la obligación de ganar (o, al menos, empatar) para seguir contando con opciones de seguir adelante en el torneo.

Las críticas le llovieron al seleccionador de todos lados, empezando por los que habían sido sus pupilos en un pasado cercano. Baste el ejemplo de Zidane, un tipo bastante mesurado, que no dudó en culpar a Domenech del empate sin goles y de la imagen de Francia en el debut: “No es un entrenador, simplemente seleccionó a los futbolistas. En algún momento el equipo debe jugar junto. Ante Uruguay no hubo juego de equipo, sólo acciones individuales”.

Pero el siguiente partido, la final ante México, sí que fue un auténtico desastre para los galos. Giovani dos Santos llevó de cabeza a toda la defensa francesa desde el pitido inicial y sólo el palo y las manos de Lloris evitaron los tantos mexicanos en un primer tiempo desastroso. 

Ya en la caseta, y tras cinco minutos en los que los jugadores hablan entre ellos mientras el seleccionador aguarda en silencio, Domenech se dirige directamente a Anelka recriminándole su actuación e instándole a que se quedara en punta y no bajara nunca a recibir. Al parecer, el delantero le responde que está haciendo precisamente eso, pero que no le llega ni una pelota y que piensa seguir bajando a recibir para tocar algún balón. El entrenador le dice que lo duda, porque lo va a cambiar. La discusión sube de tono y Anelka le insulta gravemente. El caso es que Domenech cambia al jugador. El partido continúa y Francia pierde por dos a cero con tantos de Javier Hernández y Cuathemoc Blanco de penalti. La selección del Gallo está a un solo paso de hacer las maletas. Anelka contempla la derrota con una sonrisa en la boca.

Al día siguiente, el 19 de junio de 2019, la concentración se despierta sobresaltada con el diario L’Equipe en las manos. El medio francés había publicado en primera página en grandes titulares el supuesto insulto que Anelka había proferido contra el seleccionador en el vestuario. “Vete a tomar por c... Sucio hijo de p…” era el título. El delantero no negó en ningún momento que insultara a Domenech, pero sí negó tajantemente que esas fueran sus palabras. El seleccionador dijo años más tarde que Anelka le espetó: “Maricón, arréglatelas solo con tu equipo de mierda, yo me largo”. Y se explayaba contando que no lo cambió por el insulto, sino por tutearle y hablarle sin el debido respeto. Impresionante.

Con el titular de L’Equipe en boca de todo el mundo futbolístico, la Federación Francesa de Fútbol decide automáticamente expulsar a Anelka de la concentración del equipo ante el silencio cómplice del seleccionador. Entonces, los jugadores se rebelan, se plantan y aseguran que no van a entrenarse. En el grupo hay alguna disensión y se dice que al defensa Evra y al preparador físico los tuvieron que separar para que no llegaran a las manos.

Al final, los jugadores le entregan una nota al seleccionador en la que han escrito su postura y le “obligan” a leerla ante la prensa. En la nota que lee Domenech, totalmente solo en el campo de entrenamiento, los jugadores franceses dicen que todos, sin excepción, muestran su oposición a la decisión de la Federación de excluir a Anelka de la concentración y que no piensan entrenarse hasta que se reincorpore. Se suben a un autobús y se marchan al hotel. Es domingo, 20 de junio de 2010 y los franceses tienen que jugar en apenas dos días un último partido ante Sudáfrica donde deben ganar con solvencia (y esperar el resultado del partido entre Uruguay y México) si quieren tener alguna ínfima posibilidad de pasar de ronda.

Finalmente, llega el día 22, y Francia y Sudáfrica juegan en Bloemfontaine el último partido de la primera fase con las ausencias de Anelka y de Evra. Los sudafricanos ganan 2 a 1 y envían a los franceses definitivamente a casa. En el otro partido del grupo, Uruguay también le gana a México 1 a 0. Las dos selecciones americanas están en octavos de final.

A la conclusión del choque, Óscar Alberto Parreira, entrenador de los Bafana-Bafana, se acerca a Domenech a darle la mano. El técnico francés, en un primer momento, parece aceptar el saludo casi por defecto, pero en cuanto se da cuenta de quién es, le retira la mano haciendo grandes aspavientos y lo abronca en actitud chulesca y enfadada. La imagen da la vuelta al mundo.

Al regresar a Francia, el seleccionador Domenech y el presidente de la Federación Jean-Pierre Escalettes hubieron de comparecer ante la Asamblea Nacional de Francia para dar explicaciones de lo sucedido en Sudáfrica y de la mancha que supuso para la imagen de todo un país. Ambos fueron destituidos de sus puestos, mientras que Anelka fue sancionado por su propia federación con 18 partidos sin vestir la camiseta del Gallo. Nunca volvería a vestirla. Patrcik Evra recibió un castigo de 5 partidos y Ribery de 3.

Domenech, además, hizo a posteriori su propio y particular análisis de unos hechos gravísimos: “Me equivoqué. Supongo que no supe elegir a los buenos jugadores ni encontré las palabras que hacían falta. No acepto la crítica de los políticos, ni las de ex jugadores convertidos en periodistas, pero eso no me impide hacer mi propio análisis”.

Y en ese análisis se responsabiliza a él mismo de elegir a jugadores como Ribery y Henry, a la vez que, sigilosamente, los acusa también de la catástrofe. “Ribery pudría el grupo con sus comportamientos de diva quisquillosa. Cuando puse a Gourcuff en el eje del ataque vi en sus ojos el odio, el desprecio y los celos”. “Y Henry jugó un partido entero en todo el año. No debería haber venido. Siempre estaba con el rostro serio. No se divertía”.

En su autobiografía, el técnico dice que escribía un diario durante el Mundial y esto es lo que anotó en él tras el empate ante Uruguay: “Estoy hasta las narices de esta inercia colectiva. Tengo sólo un capricho: enviarlos a cagar y que se busquen la vida”. Esta otra frase, que va en la misma línea, dice haberla escrito horas antes del fatídico choque ante México: “No tengo más energía. No aguanto más. Sus caprichos me hinchan”.

Sobre el famoso comunicado escrito por los jugadores, dice el seleccionador que fue la Federación Francesa de Fútbol la que le obligó a leerlo ante los medios y que cuando lo leyó en privado, antes de hacerlo públicamente, se dio cuenta de que esas frases no podían haberlas escrito esos jugadores que él dirigía porque había palabras que ellos ni siquiera entendían. Escribe Domenech que la Federación lo usó de chivo expiatorio.

¿Pero cómo puedo llegar una selección como la francesa, campeona del mundo en 1998 y subcampeona en 2006 a semejante despropósito y humillación colectiva en medio del evento más importante del fútbol de selecciones? Probablemente, la respuesta tenemos que buscarla mucho más atrás, justo en el momento en el que el éxito estuvo más cerca, en el camino hacia la final de la Copa del Mundo de Alemania en 2006. En el siguiente post intentamos dar todas las claves.

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