"El fútbol es la única religión que no tiene ateos", Eduardo Galeano

viernes, 3 de junio de 2022

México y la maldición del quinto partido

Un mentalista español muy popular y muy conocido por sus apariciones en televisión tenía una frase con la que solía cerrar todos sus espectáculos después de haber anonadado al público con adivinaciones increíbles y formidables. Miraba el mentalista a la cámara fijamente desde su metro noventa de estatura. Se ponía muy serio y, con su rostro moreno intentando restar totalmente inexpresivo, espetaba: “Todo lo que han visto ha sido producto de su imaginación. No le den más vueltas. No tiene sentido”.

Pues esta frase podrían perfectamente aplicársela los integrantes de la selección de México y sus aficionados para intentar comprender por qué no han sido capaces de llegar a los cuartos de final de una Copa del Mundo, al famoso quinto partido, desde 1986 (precisamente en el torneo que ellos mismos organizaron). Antes, en el otro Mundial en el que ejercieron como anfitriones, en 1970, también llegaron a cuartos de final. Nunca antes y, lo que es mucho peor, nunca después conseguirían volver a llegar al quinto partido maldito. Nunca. Jamás. Y van 36 años. Y 8 Mundiales. Que son muchísimos para un equipo competitivo, repleto de orgullo y con mucha calidad como es el Tri.

Porque jugadores de la talla de García Aspe, Jorge Campos, Claudio Suárez, Luis “El Matador” Hernández, Jared Borgetti, Cuauhtémoc Blanco, Rafa Márquez, Andrés Guardado, Guillermo Ochoa, Javier “Chicharito” Hernández o Carlos Vela se han chocado una y otra vez contra la barrera secreta que impide el acceso del Tri al quinto partido. Y con seleccionadores tan dispares como Miguel Ángel Mejía Barón, Manuel Lapuente, Javier Aguirre, Ricardo Lavolpe, Miguel Herrera o Juan Carlos Osorio. Pero siempre, por unas cosas o por otras, el quinto partido se ha esfumado entre los dedos cuando parecía estar al alcance de la mano.

Y no hablaríamos de maldición si no fuera porque, salvo en la edición de 1990 en Italia, en la que el Tri no participó al estar sancionado por falsificar las edades de algunos jugadores en el Mundial Juvenil de 1988 (el llamado caso de los Cachirules), el equipo mexicano ha llegado siempre, siempre, siempre al cuarto partido… y se ha vuelto a casa a su conclusión. Eso son ¡siete torneos seguidos! Ni más, ni menos.

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La maldición del quinto partido para el Tri comenzó a fraguarse en el Mundial de Estados Unidos, en 1994. Ahí la selección entrenada por Miguel Mejía Barón completó una primera fase casi perfecta al clasificarse como primera, por diferencia de goles, en un grupo complicadísimo con Noruega, Irlanda e Italia.

El choque de octavos, el cuarto partido, parecía asequible ante Bulgaria. Pero Stoichkov y los suyos se cruzaron en el camino del Tri y lo enviaron a casa después de empatar a un tanto e imponerse claramente en la tanda de penaltis gracias a las paradas del gran Mihaylov. La imagen de García Aspe, que falló el primer penalti, y del meta Jorge Campos abrazados y llorando en el campo quedará para siempre en la retina de los seguidores mexicanos.

Pero fue el primer tropiezo en el cuarto partido y, en ese instante, nadie podía imaginar que se iba a convertir en una malhadada tradición.

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En Francia 98 se sentó en el banquillo del Tri Manuel Lapuente para dirigir a una selección maravillosa que volvía a contar con los referentes del 94 y algunos jóvenes audaces: Jorge Campos en la portería, Claudio Suárez como baluarte defensivo, la creatividad de García Aspe en la organización del juego y la definición en las botas de Luis “el Matador” Hernández y Cuauhtémoc Blanco.

El equipo volvió a rendir a la perfección en un grupo que tenía miga, ganando con claridad a Corea del Sur (3 a 1) y empatando a dos tantos ante Bélgica y ante la potentísima Holanda. Segunda de grupo y el cuarto partido, el de octavos, ante Alemania.

En Montpellier, los mexicanos empezaron aguantando las embestidas alemanas en una primera parte que acabó sin goles gracias al portero Jorge Campos. Pero nada más empezar la segunda mitad, “el Matador” Hernández puso por delante al Tri, que ya veía a lo lejos el quinto partido. Y más si hubieran aprovechado una contra letal que se estrelló en el palo y cuyo rechace no supo meter en la portería “el Matador” con todo a su favor.

Sin embargo, a falta de 15 minutos para el final, un despeje desgraciado de Raúl Lara, que no pudo controlar un centro desde la derecha, lo aprovechó Klinsmann para empatar el partido. A partir de ahí, los germanos cosieron a México a centros al área para acabar llevándose el triunfo a falta de cuatro minutos con un gol de cabeza de Oliver Bierhoff.

La segunda eliminación del Tri en octavos de final, en el cuarto partido, ya empezaba a escamar. Aún sería prematuro hablar claramente de la maldición del quinto partido en Francia 98, pero muy normal no parecía la cosa…

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Y cuatro años más tarde, en Corea y Japón 2002, ya quedó totalmente claro que esa maldición existía y que iba a ser muy complicado contrarrestarla. Porque esta vez, el cuarto partido sería contra Estados Unidos, un rival asequible y más que conocido por los duelos cada vez más calientes en las eliminatorias de la CONCACAF.

México había vuelto a superar un grupo complicadísimo venciendo a Croacia (1-0) y a Ecuador (2-1) y empatando con Italia (1-1) para ser primeros. Pero en el cuarto partido a los mexicanos les temblaron las piernas y los integrantes de la selección de las barras y estrellas les infringieron una derrota que los mexicanos consideran una humillación.

Brian McBride al poco de comenzar el partido marcó a la contra y los mexicanos intentaron volcarse sobre la portería yanqui con más corazón que cabeza. Pero ni Luis Hernández, ni Borguetti, ni Blanco acertaron arriba y Landon Donovan se encargó de matar el partido en una contra de libro. Dos a cero que eliminaba a México y lo dejaba de nuevo sin quinto partido. Con el agravante de que, durante algunos años, al Tri le tocó escuchar en las gradas de los estadios de Estados Unidos un cántico recordando ese momento: “¡Dos a cero! ¡Dos a cero! ¡Dos a cero!”.

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A Alemania 2006 llegaron los mexicanos pletóricos, como cabezas de serie, y con gente de fútbol como el legendario capitán alemán Lottar Matthäus dándolos como uno de los favoritos a ganar la Copa del Mundo. Pero esta vez la primera fase no fue tan buena como de costumbre y una victoria ante Irán (3-1), un empate sin goles ante la debutante Angola y una derrota ante Portugal (2-1) les enviaba a un cruce de cuartos complicadísimo ante Argentina.

El cuarto partido empezó bien para México cuando, a los seis minutos, el gran capitán Rafa Márquez adelantaba al Tri, pero la alegría sólo duró 4 minutos. Los que tardó Hernán Crespo en empatar con un disparo de falta que rozó en Borguetti lo suficiente como para despistar a Oswaldo Sánchez. Uno a uno con 80 minutos por disputarse que no cambiaron nada. El quinto partido estaba a tiro de prórroga. Pero ahí apareció Maxi Rodríguez para eliminar al Tri con el golazo del campeonato. Quedaban apenas dos minutos para la tanda de penaltis cuando Sorín mete un centro desde la izquierda al vértice derecho del ataque argentino. Allí lo controla Maxi Rodríguez con el pecho y, sin dejarla caer, la empalma con la izquierda a la escuadra.

Los argentinos celebran el golazo y la clasificación, mientras los mexicanos se desploman sobre el césped. La maldición del quinto partido empezaba a ser extremadamente real. Y extremadamente cruel.

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En Sudáfrica 2010, la selección dirigida por un polémico Javier Aguirre cayó en un grupo muy difícil junto a Francia, Sudáfrica y Uruguay. El torneo empezó mal con un empate ante los anfitriones y con la necesidad de ganar a la todopoderosa Francia en la segunda jornada. Pero los de Aguirre vencieron en un gran partido y, de paso, con su victoria, dinamitaron definitivamente el vestuario galo, que se había convertido en un polvorín. Después, la derrota ante Uruguay en el último choque del grupo envió a México a verse las caras de nuevo ante Argentina en octavos de final.

Y de nuevo se marchó el Tri para casa a las puertas del quinto partido, después de que Tévez marcara un gol en fuera de juego que el árbitro validó y que descentró a los aztecas, que recibieron dos goles más. Al final, Chicharito recortó distancias, pero el 3 a 1 volvía a certificar que la maldición del quinto partido para el Tri era algo serio. Era la quinta vez consecutiva.

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A Brasil, en 2014, había llegado la selección azteca tras pasar por segunda vez en su historia por la repesca (la anterior fue camino de Chile 62). Los mexicanos se vieron superados en el Hexagonal final por Estados Unidos, Costa Rica y Honduras y estuvieron a punto de quedarse sin repesca en el último partido. A Panamá y a México los separaban tres puntos en la clasificación y a falta de dos minutos en los dos estadios, México perdía 2 a 1 en Costa Rica y Panamá ganaba 2 a 1 a los Estados Unidos. Con ese resultado, el Tri estaba fuera del Mundial, pero los Estados Unidos remontaron en el descuento y metieron, sin querer, a México en la repesca. Y ahí los aztecas ya no pasaron apuros, derrotando sin problemas a Nueva Zelanda en los dos encuentros (5-2 y 2-4).

Sin embargo, ya en Brasil y después del mal trago, los mexicanos volvieron a clasificarse con solvencia para el partido de octavos, la antesala del quinto partido, al vencer a Camerún (1-0) y Croacia (3-1) y empatar con la anfitriona, la Brasil de Neymar y compañía (0-0). El cuarto partido sería ante la Holanda de Sneijder, Robben y Van Persie, que había noqueado al campeón, España, y lo había enviado a su casa.

En el cuarto partido el destino fue especialmente cruel con el Tri. México se adelantó nada más empezar la segunda parte con un tanto de Dos Santos y defendió su ventaja sin pasar demasiados apuros hasta que a falta de dos minutos para la conclusión del partido todo se vino abajo. 

Primero fue Sneijdeer cogió un rechace dentro del área y lo empalmó con la izquierda al fondo de las mallas para poner el empate en el marcador y llevar el partido a la prórroga. Pero el peor castigo aún estaba por llegar. Robben, en el tiempo de descuento, se inventó un penalti ante el capitán Márquez que transformó Huntelaar para dejar a México, nuevamente, a las puertas del quinto partido. 

Increíble, pero cierto. Ver para creer. En apenas cinco minutos la maldición había vuelto a cebarse con México.

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En Rusia 2018, y conducido por el colombiano Juan Carlos Osorio, el Tri dio la campanada en el primer partido del grupo derrotando por un gol a cero a la defensora del título, Alemania. Después firmó otro buen encuentro ante Corea del Sur venciendo por 3 goles a 1, pero su relajación ante Suecia en la última jornada estuvo a punto de pagarla carísima. Cayó por 3 goles a cero y sólo la increíble victoria de los coreanos ante Alemania la metió en el cuarto partido. Eso sí, se enfrentaría a Brasil, mientras que los suecos, primeros de grupo, se medirían a Suiza y accederían a los cuartos de final.

México aguantó ante la canarinha tan solo 45 minutos y después se desinfló. La Tri ni siquiera compitió un encuentro que solventaron Neymar y Firmino al principio y al final del segundo acto. La maldición del quinto partido continua viva.

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Aunque, como todo en la vida, las cosas se podrían mirar con un prisma distinto, aquello de ver la botella medio llena o medio vacía. Porque si bien es cierto que el Tri ha caído en el cuarto partido en las últimas siete ediciones de la Copa del Mundo, también lo es que sólo hay dos selecciones que han disputado siempre, en los últimos siete torneos, los octavos de final de manera ininterrumpida. O, lo que es lo mismo, se han clasificado y, además, han superado la fase de grupos. Una, evidentemente, es México. La otra, Brasil.

Ni Argentina, que cayó en la fase de grupos en Corea y Japón 2002.

Ni Alemania, que cayó en la primera fase en el Mundial de Rusia 2018.

Ni Inglaterra, que no fue al Mundial de Estados Unidos 94 y cayó en la fase de grupos en 2014.

Ni Uruguay, que tampoco fue al Mundial de Estados Unidos y se fue a las primeras de cambio en Corea y Japón 2002.

Ni España, que cayó en la fase de grupos en Francia 98 y en Brasil 2014.

Ni Holanda, que no jugó el Mundial de Corea y Japón en 2002 ni el de Rusia en 2018.

Ni Francia, que no disputó el Mundial de Estados Unidos 94 y no superó la fase de grupos ni en 2002 ni en 2010.

Ni Italia, que cayó en la primera fase en 2010 y en 2014, no asistió al Mundial de Rusia ni asistirá tampoco al de Catar.

Quien sí estará en Catar será México, que compartirá grupo con Argentina, Arabia Saudí y Polonia y, de momento, la entrenará el Tata Martino, aunque las voces críticas son muchas y podría ser que no llegara al Mundial al frente del Tri. Veremos.

Sea como sea, y previendo que los aztecas pasarán a la siguiente ronda para disputar el cuarto partido como en las últimas siete ediciones, habrá que mirar por el rabillo del ojo qué hacen Francia, Dinamarca y Túnez, porque contra alguna de ellas habría que poner en práctica el antídoto para superar definitivamente esa barrera secreta e invisible, la maldición del quinto partido que ya dura 36 largos años y que, esperemos, no dure para siempre.

Así que, como aún sigue diciendo el famoso mentalista español al final de cada espectáculo, y aunque lo que hemos contado no ha sido, ni mucho menos, producto de nuestra imaginación, “no le den más vueltas porque no tiene sentido”.

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